Castillo de Onda

Nombre: Castillo de Onda

Lugar: Onda

Época: s. X-XIV

Materiales: tapial, sillares y mampostería

Propiedad: ayuntamiento

Estado: ruina conservada

Visitable: sí, acceso gratuito

DESCRIPCIÓN

El castillo de Onda, también conocido como el “Castillo de las 300 Torres”, está situado en una elevación del terreno que domina la localidad castellonense del mismo nombre.

En el s. X los musulmanes construyen una fortificación califal en el lugar sobre restos de origen ibero-romano. Según se cuenta, a finales del s. XI, la ciudad sería conquistada por el Cid, aunque volvería a manos musulmanas en el año 1102 de mano de los almorávides. Tras la conquista almohade en 1150 se amplía y se refuerza la fortaleza, de esta época por ejemplo es la torre albarrana (exenta a la muralla) conocida como “Campanar dels Moros” así como una muralla de tapial que se construirá en la parte norte.

En 1238, Jaime I “el Conquistador” toma la fortaleza tras la rendición de Zayyán, el último rey musulmán de Valencia. Tras la revuelta de Al-Azraq, en 1249 el rey cede la fortaleza a la Orden de los Caballeros Templarios. En el año 1258 el rey Jaime II “el Justo”, cambia la ciudad de Onda por la Amposta a los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén. Pero tras la creación de la Orden de Montesa por parte del rey, el castillo pasará a manos de estos en 1319. Estos vuelven a modificar y ampliar la fortaleza hasta darle el aspecto exterior actual. En el interior construyen un claustro en el palacio pero no quedan restos.

A mediados del s. XIV, durante la “Guerra de los Dos Pedros”, entre Pedro I “el Cruel” y Pedro IV “el Ceremonioso” el castillo vuelve a ser importante debido a su posición.

A comienzos del s. XVI también es usado durante la “Guerra de las Germanías”, unas revueltas que hubo en el levante contra el rey Carlos V, la fortaleza de Onda permanecerá leal al rey. Unos años más tarde en 1526, el duque de Segorbe lo usará como cuartel para reducir las revueltas mudéjares de la Sierra de Espadán. En esta época se remodela la zona palaciega.

A mediados del s. XVII es usado como residencia del gobernador así como cuartel militar.

Durante la Guerra de Sucesión entre Felipe V y el archiduque Carlos, la fortaleza permanecerá del lado del primero. A finales de este siglo consta que el castillo ya está en ruinas. Entre 1811 y 1812 el castillo es ocupado por las tropas napoleónicas durante la Guerra de Independencia. Otro tanto sucederá durante las primeras Guerras Carlistas en 1836, se produciéndose numerosas modificaciones ya que es arrasado por el general Cabrera tras abandonarlo. Unos años más tarde es rehabilitado en parte e incluso se le colocan piezas de artillería pero ya no tendrá la misma importancia.

Las últimas hazañas bélicas que sufrirá el catillo serán durante la Guerra Civil entre 1936 y 1939. En 1938 es bombardeado sufriendo graves daños. Tras la guerra, el catillo es abandonado y sufre un gran deterioro.

En el s. XX los monjes carmelitas se hacen cargo del mismo y construyen los edificios que contemplamos en la actualidad: la iglesia y la escuela (se construyó sobre el aljibe) para una colonia escolar que sería usada hasta los años 50. En los últimos años se está llevando a cabo una serie de trabajos de conservación y restauración en el mismo. En lo que fue la iglesia carmelita hay un museo en el que se pueden contemplar una serie de yeserías de origen árabe que pertenecían a un palacio del s. XIII. Yo no pude parar a verlo porque no tenía tiempo.

Se trata de un castillo de gran tamaño y planta irregular que se adapta al terreno sobre el que está construido. La fortaleza se compone de cuatro recintos amurallados. Por un lado tendríamos la medina y por el otro la alcazaba. La puerta de acceso está flanqueada por dos torres de planta circular. Una vez dentro nos encontramos el albacar, lugar donde se protegía la población en caso de peligro. Luego estaría la alcazaba en el que estaría la zona militar, el aljibe, los almacenes… protegidas por cuatro torres. En la parte alta, defendida por el último recinto amurallado, residía el caudillo musulmán y más adelante el comendador cristiano. Esta zona contaba con 12 torres defensivas repartidas entre en sus esquinas y en el centro de sus lienzos. Los restos que vemos pertenecen a un palacio de origen islámico datado en el s. XI. El palacio tenía un patio en medio alrededor del cual se repartían las estancias, una alberca y un jardín.

Más fotos: Fotos de Pedro González Rus

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